El dolor de espalda
 y las emociones

Conocerse para curarse

 

 

 

David Ponce

 

 

 

 

 

Primera edición en esta colección: junio de 2010

© David Ponce, 2010

© del prólogo: Víctor-M. Amela

© de la presente edición: Plataforma Editorial, 2009

Plataforma Editorial

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Diseño de cubierta:

Jesús Coto

jesuscoto.blogspot.com

 

El papel que se ha utilizado para imprimir este libro proviene de explotaciones forestales controladas, donde se respetan los valores ecológicos, sociales y el desarrollo sostenible del bosque.

Depósito Legal:  B.28.041-2012

ISBN EPUB:  978-84-15577-99-7

 

 

 

 

El objetivo que me ha llevado a escribir este libro no es mérito propio, sino de la inspiración en el tratamiento de miles de pacientes durante veinte años de trabajo.

Quiero dedicar este libro a mis queridas Rosa –mi mujer– y Paula y Alexia –mis hijas– por su apoyo y comprensión por las horas de trabajo que me ha llevado escribirlo, ya que sin duda les robé algo de mi tiempo libre y su compañía. A mis padres Josep y Mary, y a mi familia, por enfocar, conducir y disciplinar mi vida y mis estudios en el respeto, pero sobre todo en el amor hacia los demás, y especialmente por ayudarme a entender el amor de Dios sobre mí y los que me rodean. A todos ellos, dedico este libro.

Contenido

Portadilla

Créditos

Dedicatoria

 

Prólogo

Introducción

I. Conoce tu cuerpo, conoce tu dolor

1. En la consulta, antes de empezar con la teoría

2. Esqueleto. Huesos y músculos

3. La participación del sistema nervioso

4. El desajuste estructural y sus consecuencias

5. Las fascias

6. Los tres diafragmas

7. Mente e inmunidad: la psiconeuroinmunología

8. Cuerpo, emoción y respuesta

II. Motus vita est

1. El ejercicio físico y el sistema músculo-esquelético

2. Estiramientos como preparación de un ejercicio físico de tipo cardiovascular

III. Alimentación, dolor y emociones

1. Somos como pensamos y pensamos como comemos

2. Los elementos fundamentales de una dieta correcta

3. Suplementación ortomolecular para mejorar la salud articular, muscular y emocional

IV. El descanso reparador

V. Las medicinas alternativas o complementarias

VI. Algunas sugerencias finales

Agradecimientos

La opinión del lector

Otros títulos de la colección

Coaching y salud

Inteligencia espiritual

Discernimiento para mimar la salud integral

 

Hay personas que parecen haber nacido destinadas a hacer lo que están haciendo. A David Ponce le atropelló un coche en la Diagonal barcelonesa cuando era un tierno pollo pera, y quedó hecho fosfatina. Padeció operaciones, enyesamientos, rígidas inmovilidades y rehabilitaciones dolorosísimas de huesos, músculos y ligamentos en días en que la osteopatía, la fisioterapia y la quiropráctica eran por aquí todavía exotismos por desembalar. David Ponce logró sobreponerse a sus quebramientos, y sintió luego que tenía una misión: ayudar a los demás a no sufrir inútilmente, a sentir su cuerpo no como onerosa carga, sino como ligeras alas con las que subir más alto y llegar más lejos.

«¡Somos un esqueleto bañado en fluidos!», me resumió David Ponce cuando le conocí y le entrevisté para «La contra». Durante aquel encuentro me habló de huesos, vértebras, músculos y fibras… pero también de emociones, pasiones y hábitos. Salí de su consulta seguro de que ese hombre de cristalina mirada azul veía claro. Además, había empleado una palabra antigua que hacía mucho que yo no oía en una conversación: «discernimiento». ¡Exacto! Entendí que David Ponce gozaba de un certero discernimiento: te mira a los ojos, observa tu osamenta, escruta tu caminar, posa sus manos en tu piel… y sabe qué te está pasando y qué te convendría corregir. Y te ayuda.

Motus vita est es uno de los lemas de David Ponce. El movimiento es vida, insiste. Si le oyes explicar los beneficios del ejercicio físico diario, tus pies se disparan solos con deseos locos por lanzarse a caminar. Porque David Ponce no parcela su labor clínica con una receta encorsetada propia de consulta rápida: por el contrario, expande sus diagnósticos en un escrutinio integral de la salud del paciente. Y ésta es justamente la filosofía contenida en este libro que ahora tienes entre manos: la de vademécum completo para atender al propio cuidado de uno mismo, la vieja aspiración de los sabios griegos, de los primeros filósofos…

Este libro, pues, propone esa visión holística de la salud que interesa al cuerpo y al alma. Captar y desvelar las conexiones entre vértebras y vísceras, entre cerebro y corazón, entre pensamientos y emociones, entre neuronas y hormonas, es el horizonte de la medicina futura que en algunos casos es ya presente, como lo es para David Ponce cuando te habla de psiconeuroinmunología. Él te señala los vínculos invisibles entre lo que haces y lo que piensas, lo que sientes y lo que temes, lo que te duele y lo que crees, entre tu vida sexual y tu humor, entre tus vértebras y tus pulmones… Y te aconsejará cómo te conviene moverte, qué y cómo deberías comer, cómo descansarás mejor…

 

Si no tienes la fortuna de tratar en persona a David Ponce, con este libro tendrás al menos un cómodo acceso a su visión global de la higiene física y psíquica. Este libro es un manual completísimo y muy detallado acerca de lo mucho que, día a día, tú mismo puedes hacer por ti. David Ponce nos regala con este libro, en suma, un ambicioso tratado que supera la especialización del ámbito osteopático para abordar la salud como un modo de estar en la vida con plenitud. Te ayuda a disfrutar más de la existencia y hacérsela más grata a las personas que tengas a tu alrededor. «Parte de la curación radica en la voluntad de sanar», ya enseñó Séneca. Pues bien, los conocimientos de Ponce contenidos en este libro, sumados a tu voluntad, bien pueden activar tus resortes de la alegría de vivir.

Leer este libro, en definitiva, puede ser tu modo de desplegar el sabio consejo de Gandhi: «Sé tú el cambio que quieres para el mundo».

VÍCTOR-M. AMELA

Introducción

 

«Los órganos lloran las lágrimas que los ojos se niegan a derramar.»

SIR WILLIAM OSLER

 

 

Probablemente ha abierto este libro porque su título le llamó la atención por algún motivo. Quizás ha pasado o esté pasando por una situación que le estresa, le angustia o le preocupa, y sospecha que esto empieza a afectarle la salud. Quizás, simplemente, hace demasiado tiempo que le duele la espalda y nadie acaba de darle una explicación adecuada ni encuentra el tratamiento que realmente acabe con su problema. En las páginas siguientes, además de explicar las bases anatómicas y fisiológicas que justifican por qué las emociones y el dolor suelen ir juntos, doy unas pautas básicas tanto para identificar el origen real del dolor como para que pueda mejorar la forma de su cuerpo y, de esta manera, pueda resistir mejor el impacto negativo de las emociones.

Por este motivo, para abrir este libro he escogido una frase del canadiense sir William Osler, considerado el padre de la medicina moderna. En el alba del siglo XX, al escribir «Los órganos lloran las lágrimas que los ojos se niegan a derramar», iniciaba sin saberlo el reconocimiento de la relación entre mente y cuerpo por parte de la medicina occidental, algo que, un siglo más tarde, sólo empieza a valorarse seriamente. Las emociones no sólo nos hacen sentir alegres, iracundos o tristes, sino que también afectan el funcionamiento de algunos de nuestros órganos. Es lo que denominamos «dolor emocional»: aparte de los síntomas evidentes de miedo, ira, tristeza, rabia, enfado o frustración, estas emociones, sobre todo cuando no se expresan o se expresan inadecuadamente, desencadenan efectos sobre algunos órganos o aparatos del cuerpo que se traducen en dolor, contracturas, alteraciones digestivas, una bajada de defensas, cefalea o, simplemente, un dolor de espalda invalidante.

Es posible que haya relacionado su malestar con alguna de estas emociones, pero quizás no acabe de comprender los motivos de dicha conexión; incluso es posible que haya descartado la idea por parecerle absurda o inconexa. Sin embargo, esto que ha vivido y ha experimentado en sí mismo o en algún familiar o amigo tiene una explicación anatómica que pone en evidencia por qué existe una interrelación directa entre nuestra espalda y nuestras emociones.

Nuestra fisiología y la fisiología de nuestros órganos quedan dañadas en el transcurso de las perturbaciones de nuestras relaciones emocionales. El dolor afectivo y emocional puede ser peor que el peor de los cólicos renales o el peor de los lumbagos. La calidad de nuestras relaciones afectivas con padres, hermanos o amigos puede condicionar nuestra salud o enfermedad; sentirse arropado, amado, entendido y consolado puede ser la mejor de las medicinas curativas para el organismo.

En medio de la selva de la supervivencia que es el mundo moderno, intentaré que este libro pueda aportarle una pequeña guía para su dolor, sea cual sea su origen o localización; de ello dependerá que la fisiología de su organismo pueda gozar de los beneficios de la coherencia entre la mente y el cuerpo.

El 90% de la población padece o padecerá algún tipo de dolor de espalda. Eso es lo que se desprende de las estadísticas, y lo puede corroborar cualquier médico, osteópata, fisioterapeuta u otros profesionales de la salud tan sólo mirando por qué consultan los pacientes: en algún momento de su vida, un 90% de las personas tienen dolor en la espalda más o menos intenso y más o menos duradero.

Lo interesante es que, de todos ellos, si separamos el dolor de origen traumático, los accidentes, el dolor por problemas congénitos de la columna o el que se asocia a patologías graves, en el resto de casos, investigando un poco, es posible llegar a encontrar la participación activa de las emociones en el origen y la perpetuación del dolor. Incluso, a veces, las emociones modifican la manera como algunas personas viven el dolor de espalda, incluso cuando está producido por una lesión traumática o una desviación congénita.

Tanto si padece un dolor de espalda originado por un traumatismo o accidente, como si nadie ha encontrado una explicación satisfactoria para su dolor de espalda, en este libro podrá encontrar pistas para identificar sus causas y, sobre todo, las bases para comprender por qué es así.

Si está cansado de encontrar soluciones «parche» a su dolor de espalda que no acaban con el problema y sólo le aportan un alivio temporal, este libro le permitirá comprender cómo y por qué su cuerpo sigue con dolor. Por otro lado, si usted es un profesional sanitario cansado de ver que sus pacientes no mejoran con los tratamientos habituales o estandarizados y que la administración de los medicamentos convencionales no son capaces de solucionar el problema, la lectura de este libro le aportará una visión más amplia de la persona que puede resultarle de utilidad en la práctica clínica.

I

Conoce tu cuerpo,

conoce tu dolor